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“La juventud es la fuerza del presente para construir el futuro”

28/05/2020

Rosa Alas, ex alcaldesa de Las Vueltas, El Salvador, da cuenta de la política implementada por el municipio, para brindar alternativas de desarrollo económico y social a las y los jóvenes rurales. La clave: valorar sus capacidades, virtudes y entusiasmo. “Si la ves desde ahí, la juventud tiene maravillas para poder dar al mundo”, señala.

Las Vueltas, al norte del departamento de Chalatenango, El Salvador, es un municipio pequeño, de 2.100 habitantes, a 81 km de la capital nacional, San Salvador. Fue parte de los seis casos de éxito de territorios rurales y rural-urbanos que el “Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad, Juventud Rural y Territorio” (2019) recientemente publicado, destacó por que consiguen ofrecer mayores oportunidades de desarrollo a su población joven.

Durante los 80’, y como muchas zonas rurales del país, sufrió las consecuencias del conflicto armado. Abatido por la guerra, quedó completamente deshabitado, hasta que en 1987 comenzó su periodo de repoblamiento. Fue entonces cuando se reconstituyó el municipio, a partir de nuevas formas de organización comunitaria, y surgieron nuevas fuentes laborales para la población más joven.

Sin embargo, todavía resultan escasas las oportunidades económicas, derivadas de la actividad agrícola, industrial o de servicios. En 2005, de hecho, la comuna fue declarada por el gobierno en condición de “pobreza extrema severa”. Justo un año después, Rosa Alas asumió como alcaldesa de Las Vueltas, cargo en el que se desempeñó hasta 2018.

Apenas asumió, cuenta en esta entrevista, estableció como prioridad generar una política pública enfocada en las y los jóvenes rurales. “A mí me apasiona apoyar a la juventud”, dice Alas, quien fuera la primera mujer electa como alcaldesa desde la fundación del municipio, en 1765.

¿Qué medidas implementó en su gestión para incluir económicamente a la juventud?

Lo primero fue hacer un diagnóstico, desde donde plantear una estrategia de desarrollo, con un diálogo inclusivo, en el que participaron líderes, lideresas y la juventud, que estaba en el centro de todo eso. En esos años, los jóvenes planteaban la necesidad de un plan que reflejara sus prioridades, lo que luego se tradujo en una política pública municipal de juventud, que concentró el 15% del fondo que entonces transfería el gobierno al municipio.

¿Cuál era el objetivo de esa política?

Realizar distintas acciones en materia de juventud, que resolvieran sus necesidades en materia de educación, arte, salud y organizaciones sociales. Por ejemplo, se gestionaron becas para la universidad, se apoyaron procesos de formación artística, se generaron espacios para que la juventud pudiera aprender haciendo. Todo en un ambiente de desarrollo integral, donde también se fomentaba el deporte y existían espacios para conversar sobre salud sexual y reproductiva.

Así también se crearon las condiciones para que algunos jóvenes, con deseos de superación, tuvieran la oportunidad de contar con su propio negocio. Y creamos la Asociación Municipal de Juventud, que permitió avanzar en materia de organización comunitaria.

¿Qué resultados tuvo la aplicación de estas medidas?

Apoyamos a la juventud para que saliera adelantes en sus estudios, y muchos jóvenes han tenido acceso a mejores condiciones de vida. A poder estudiar en las universidades de Chalatenango y San Salvador. Y así han salido muchos profesionales de acá, de Las Vueltas. Con el apoyo de la municipalidad, pero también de otras instituciones, con quienes trabajamos de manera conjunta.

Para alcanzar estos resultados, ¿qué tan importante ha sido la cultura comunitaria de Las Vueltas?

Las Vueltas es un municipio que, por su historia de lucha incansable, de gente comprometida, cuenta con un amor y un compromiso bien enraizado. Entonces, hay una cultura de paz, de amor, de organización, en todas las comunidades. Y la juventud tiene esa fortaleza, está muy bien organizada. Y la organización que ayuda a generar mayores oportunidades, y a avanzar en diferentes proyectos.

Además, la participación de los jóvenes es muy alta. En diferentes espacios está la juventud, que es la fuerza del presente para construir el futuro. A las y los jóvenes hay que verlos como lo que son, con sus capacidades, virtudes y entusiasmo. Si lo ves desde ahí, la juventud tiene maravillas para poder dar al mundo. Y aquí se ve así. Eso no ha ayudado muchísimo para poder avanzar y ser el municipio que hoy somos.

Después de todos estos esfuerzos, ¿en qué se emplean, actualmente, los y las jóvenes?

En agricultura, y en menor porcentaje, en ganadería. Algunos jóvenes trabajan en instituciones, públicas y privada, o tienen sus propias iniciativas productivas, emprendimientos. Otros, profesionales, tienen su empleo afuera de acá.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan los jóvenes rurales en esta localidad?

Los desafíos son grandes. Se tienen que seguir generando las condiciones, para que el escenario sea más sostenible, y que la juventud vea una esperanza, que en este pueblo se puede vivir y construir nueva vida. Hay mucho que se puede hacer aún, como generar la apuesta por un turismo rural comunitario. Hay un potencial bien grande acá donde se puede generar esas condiciones.

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